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Trabajadores: Entre la espada y la pared

  • Redacción
  • 1 may 2018
  • 2 Min. de lectura


Este martes, 1 de mayo, se celebra el Día del Trabajo en casi todos los países del mundo. La fecha se fijó durante un congreso de la Segunda Internacional (asociación de partidos socialistas, laboristas y anarquistas de todo el mundo) celebrado en París en 1889. La idea era rendir tributo a los Mártires de Chicago.


Paradójicamente en Uruguay, no se respetan a los mártires trabajadores actuales, hoy, la central sindical nuevamente reclama una reducción horaria para algunos sectores, mientras apoya a gobiernos (incluido el nuestro) y gobernantes que, por acción o inacción, están atentando contra el mas fundamental de los derechos del trabajador, el derecho a la vida. Sabido es que los dirigentes sindicales apoyan a todo gobierno de izquierda de la región, aun a pesar de la violación sistemática de los derechos humanos y de leyes establecidas en sus respectivos países, como son los casos del dictador pseudo democrático Maduro en Venezuela, el procesado ex gobernante Lula Da Silva de Brasil, o la dictadura Castrista en Cuba.


  • Sostienen que apoyan la democracia, mientras apoyan las dictaduras, y, en la interna, el voto para elegir a la cupula debe ser público y a la vista, presionando a votar por los preseleccionados.

  • Están contra el femicidio, mientras matan a mujeres trabajadoras para robarles, pero siempre y cuando sea por razones sentimentales, dicen apoyar a la mujer, pero no existe ninguna en la cupula dirigente.

  • Dicen estar a favor del trabajo, pero exigen mas impuestos que obligan a las, pequeñas y medianas empresas a cerrar, disminuyendo las fuentes de empleo, apoyan por inacción el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), impuesto que le saca más a quien más trabaja, ya que, desde que se estableció esta nueva modalidad no han realizado ni una manifestación en contra.

  • Reclaman transparencia en las empresas apoyando (nuevamente por inacción) la bancarización obligatoria, mientras, por otro lado, la misma central no da detalles del dinero que recauda por aportes de los 400.000 socios, que en muchos casos son obligados a asociarse.

Los trabajadores estamos nuevamente como a finales del siglo 19, siendo explotados, pero ahora no por los grandes capitales, si no, por quienes dicen defendernos, con los impuestos el gobierno nos castiga, cuando más trabajamos más porcentaje nos saca. Si queremos ser independientes, y, abrir nuestra propia empresa, se nos llena de impuestos que nos asfixian, obligándonos a trabajar mucho mas de ocho horas si queremos subsistir y cumplir con los mismos. Si por inteligencia o suerte logramos crecer y tener empleados, por mas buen empleador que seamos nos veremos perseguidos por las centrales sindicales, y algún que otro inspector del estado.


Indudablemente hoy día los movimientos sindicales uruguayos, que se autoproclaman representantes de los trabajadores, ya no representan a nadie más que ellos mismos y sus propios intereses políticos. Lamentablemente para el trabajador ya no reflejan las necesidades de ningún laburante.


El panorama del trabajador ha cambiado mucho desde el siglo 19 a la fecha, desde las condiciones, las leyes y las herramientas de defensa del trabajador. Tal ves sea hora de replantearse la necesidad de tener gremiales de trabajadores como elementos de lucha, ya que las herramientas democráticas y del estado, junto con las leyes existen le permiten a cualquier trabajador defenderse solo.


 
 
 

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